La
combinación de organelos de plantas y nanoestructuras no biológicas ofrecen un
gran potencial para desarrollar nuevos organelos con funciones nuevas y mejoradas.
Ese es el caso del acoplamiento entre un nanotubo de carbono de pared simple
(SWNT) que se logró ubicar dentro de la envoltura lipídica de los cloroplastos,
dando como resultado una actividad fotosintética tres veces mayor que los
cloroplastos sin el nanomaterial. Esto es debido a que el SWNT incrementa el
transporte de electrones en el cloroplasto de la hoja. Además, la incorporación
de un complejo SWNT-nanocerio (nanopartículas de óxido de cerio) minimiza la
formación de especies reactivas de oxígeno (ROS) en el interior de cloroplasto,
permitiendo dar tiempo a la regeneración de la hoja por efectos oxidativos.
Este
complejo nanobiónico permite monitorear la fluorescencia de óxido nítrico en el
infrarrojo cercano, demostrado que puede funcionar como un sensor de compuestos
químicos.
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